jueves, 27 de marzo de 2014

“Las sequías y nosotros”

Publicado en el Listín Diario el 26-03-2014

Por Emilio Armando Olivo
 
El que crea que nunca hemos tenido sequías en el país se equivoca, solo debemos preguntarle a los viejos sobre las del centenario y las de los últimos años, de la década del cincuenta cuando pasábamos el río Yaque por el paso de Guayubín en carros, pues las barcas no cruzaban, lo viví.
 
Las represas construidas han sido el mejor paliativo a nuestras recurrentes sequías y aunque faltan otras por hacer en el noroeste o el suroeste, y país en general, estas han salvado el abasto de agua para consumo humano, animal y la agricultura.
 
Ahora bien. Cuando vemos en los medios hablando de las sequías que nos afectan todos los años y que solo nos afectarán poco o menos si adoptamos medidas paliativas a estos fenómenos o medidas de fondo si queremos ciertas soluciones. Se parece a lo del ajo y las teleras de navidad.
 
Me permito enunciar algunas de estas cosas o ideas, algunas las que hemos escrito en este Listín Diario muchas veces, veamos.
 
Lo primero es seriamente enfocar y combatir la deforestación de nuestro territorio, pues aunque las lluvias son fenómenos externos, causados por la niña y el niño, pero si no tenemos una masa boscosa que retenga o atraiga las nubes, que desarrolle diferentes niveles de retención de las neblinas, lloviznas o lluvias, no estamos en nada, como decimos.
 
Quienes somos responsables de la deforestación y por igual de la reforestación. Nosotros todos. No les echemos las culpas a otros. Mandamos a cortar sin compasión, sembramos en laderas sin piedad, no sembramos suficiente árboles por razones variadas (capital económico para el sector y me atrevo decir haraganería). De aparecer los “cuaitos” viene la dejadez que llamo haraganería, de no querer esperar los años que demandan los árboles que debemos sembrar. Los mismos que cortamos y no sembramos.
 
Culpa de los dirigentes públicos, sean los políticos o los empresarios agropecuarios es cierto, pero ya esta bueno y promovamos masivamente la siembra de árboles frutales, maderables o de los que sean.
 
Sugiero considerar, el bambú, la planta de los mil usos y llamada la planta del milenio por la FAO. Donde se puedan sus diferentes especies, sembremos con un sentido múltiple. Como cultivo forestal perenne y de uso muy variable.
 
Otro aspecto muy a corto plazo para el Estado y los productores, especialmente los ganaderos, es que en el norte o sur, disponer de una política de producir heno (pacas) de variedades mejoradas e incluso de cultivos como el arroz, para las épocas críticas, como hacen las culturas nórdicas que preservan el forraje, la leña, los alimentos, etc. para las épocas críticas. En Manzanillo, sembrar heno, producir 750,000 pacas, almacenarlas y distribuirlas a precios razonables para salvar el ganado.
 
Promover lo que llamé “La caña: silo en pie”, Listin Diario, 31 de diciembre del 1983, previendo las sequías que nos venían. Sembrar variedades de yuca forrajeras para momentos de crisis, “La yuca forrajera o alimento animal”, Listín Diario, 2 de febrero del 1984.
 
Por igual tienen vigencias artículos como “Las lluvias y sus reflejos”, 5 junio del 1981, “Feliz cumpleaños sembrando un árbol”, 26 de mayo del 1982, entre otros muchos sobre el tema  agua, sequía, foresta, vida rural o cría animal.
 
Debemos categorizar a los apicultores nacionales e investirlos como guardabosques honoríficos, para evitar la tumba y quema de los bosques arriba en las escarpadas montañas y en el llano. Ellos no queman.
 
Sancionar severamente quienes violen las leyes forestales y quienes permiten su violación recordarle la historia de Lilis sobre la soga y los presos. Quienes deben hacer respetar las leyes y no lo hacen cobrando un salario público merecen sanciones dobles. 
 
Otras acciones no menos importantes son reparar y construir mas lagunas, se secan cuando no llueve, perforar y activar pozos para riego y abrevaderos, usando la tecnología de los paneles solares, hacer silos cuando se preste, no depender tanto del gobierno de turno si no desarrollar relaciones duraderas y serias con el Estado y más ahora que un Presidente como Danilo Medina Sánchez esta dispuesto ha ayudar. 
 
Escribiremos más sobre el tema, pero reconozcamos que somos todos, unos más que otros, responsables de un fenómeno de la naturaleza que mal manejamos por educación, interés o poca justicia, nos hace cada vez más daño.

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